Nosotros colechamos

Nosotros colechamos

26 junio, 2012 8 Por Marilo

Cuando tuvimos a nuestro hijo mayor teníamos muy claro que, como decían los especialistas y como habíamos visto en nuestro entorno, a los 4 meses íbamos a llevarle a su preciosa habitación. También nos habían dicho que nuestro bebé necesitaría un muñeco de consuelo y que sería una catástrofe de dimensiones apocalípticas si lo perdía, así que mi marido y yo como dos buenos padres primerizos, le compramos a nuestro bebé 5 muñecos de consuelo todos iguales para que no hubiera problemas. También nos recomendaron el famoso libro del que todo el mundo habla para enseñar a sus hijos a dormir y que paso de publicitar, pero ese afortunadamente no nos lo compramos.
Nació nuestro bebé por cesárea y la primera noche la pasó solo (creo que fue la noche más larga de mi vida) y, después de un fracaso en la lactancia (que da para varias entradas), nos encontramos con un bebé que dormía y comía menos de lo que mandaban los cánones y mi marido y yo nos preguntábamos qué estábamos haciendo mal, por qué nuestro bebé no aguantaba dormido nada y prefería estar en brazos, ay madreeeee, que se nos iba a malacostumbrar, que ya se sabe que los niños son muy listos y enseguida te toman el pelo.
Con unas ojeras horrorosas y echos polvo quiso el destino que entrásemos en una librería y viésemos un libro que nos llamó la atención , se llamaba «Bésame Mucho» y era de un tal Dr. Carlos González y otro que se llamaba la «Crianza Feliz» y era de una tal Dra. Rosa Jové, nos los compramos y según los íbamos leyendo se nos iba quitando un peso de encima, nuestro bebé era normal, no era raro, no lo estábamos haciendo mal.
A partir de ese momento, jamás volvimos a intentar nada que fuese en contra de nuestro instinto como padres y en contra de lo que quería nuestro hijo. Nuestro peque ha dormido en su habitación dos siestas (porque él ha querido) y los cinco muñecos de consuelo están desperdigados por la casa.
P. tiene casi 3 años y sigue durmiendo con nosotros, así como su hermano A. de 14 meses. Es maravilloso verles dormir, consolarles casi sin tener que moverte y despertarte a la vez con un manotazo cariñoso en la cara o una «ligera» patadita en los riñones.
Me tranquiliza notar su respiración, saber que están bien y, sobre todo, que saben que estamos ahí para lo que quieran, para lo que necesiten. En algún momento querrán ser ellos los que duerman sólos, compartir confidencias y risas sin que estemos con ellos y os puedo asegurar que será maravilloso volver a dormir abrazada a mi marido pero echaré de menos esos momentos.
Gracias a que mi peque no se conformó con lo que era normal hemos descubierto otro modo de crianza, hemos aprendido con él y de él y ahora, con su hermano, seguimos aprendiendo. Hemos conocido gente maravillosa con la que compartir la crianza de nuestros hijos y seguimos conociendo, unas veces virtualmente y otras en persona.
A nosotros nos va bien así y es lo que nos importa. Y aprovechando el tema colecho, os pongo unas imágenes del kamasutra del colecho que he visto en algunos blogs y me han gustado mucho.

Recordad que el 29 de Junio es el Día Mundial de Sueño Feliz (hashtag #desmontandoaEstivill). Llenemos la blogosfera de sueños felices para librarnos de las pesadillas mediáticas.